Una vez puesta en tierra la cebolla, la patata pide su turno para ser sembrada. Preparado el terreno en semanas anteriores y una vez decididas las fincas en las que se va a sembrar una u otra variedad, comienza la campaña de la siembra del producto que reina en los campos de A Limia.
Una zona con hectáreas y hectáreas de terreno dedicados al cultivo de este producto que cada año se recogen entre todas las variedades, entorno a 100 millones de kilos.
Para poder preparar bien el terreno a cultivar ha de estar húmedo. En A Limia, generalmente nos encontramos con el problema de que la tierra está muy mojada, de tal manera que no se puede ni entrar a ellas con los tractores, aperos… Tenemos que esperar a que seque un poco para iniciar los trabajos sobre el terreno, que en A Limia tenemos la suerte de que la mayoría están bien nivelados.
Empezamos con la primera de las labores,y es pasar la grada, se trata de una primera pasada para romper el terreno y eliminar las malas hierbas que pueda haber en la finca.
Una vez que las fincas estén libres de hierbas, toca abonar lo mejor posible para fertilizar el terreno, bien con abono orgánico (estiércol) bien con minerales para conseguir un terreno bien nutrido.
Volvemos a pasar la grada, o directamente el subsolador para descompactar bien la tierra y acondicionar el terreno para el momento de la siembra. De esta manera se labra el suelo a un metro por debajo de la superficie, se airea y se libra de posibles raíces.
Durante el desarrollo de esta tarea, es muy importante que la tierra esté en tempero, en su justa medida de humedad, y que no se formen terrones por la sequedad, ni que la tierra se haga barro para no perder la semilla.
Una vez trabajadas la parte más profunda de la tierra, llega el momento de labrar la parte más superficial, o lo que es lo mismo, la parte cultivable del terreno. Empiezan las labores de retovatar, es un trabajo minucioso y lento, si queremos que la tierra superficial quede fina. Para lograr una labor del terreno más precisa, una vez retovatado se le pasa la fresa para ir creando los surcos y romper posibles terrones. A continuación llega el pase del arado de chisel también para la rotura del suelo sin voltear demasiado la tierra y evitar así en la medida de lo posible, la mezcla de estratos. Es una rotura del suelo en vertical, lo que también facilita la penetración de la lluvia. Pasamos de nuevo el retovato para obtener una tierra lo más fina posible y finalmente poder sembrar.
En agrocebola, son dos las variedades de patatas que cosechamos y que tienen muy buena aceptación en los hogares de Galicia y fuera de ella. Sin duda, la variedad de patata denominada Kennebec es la más preciada por las amas de casa. Es una patata de carne blanca y piel amarilla clara con algunas pintas, muy buena tanto para cocer como para freír, y es una de las más ricas para hacer la tortilla española. Otra de las variedades de patata cultivada es la Agria, que nada tiene que ver su nombre con el sabor, es muy parecida a la Kennebec, solo que es de carne amarilla, y resulta ideal para freír. Es una patata muy demandada en hostelería tanto para tortillas, como para fritos y cocidos.